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jueves, 6 de octubre de 2011

Comentario a un artículo en “El Día” sobre las denuncias falsas por v.g.

18 septiembre 2009
Las denuncias falsas(enlace)
por MARÍA SANAHUJA
En “eldia.es” hablan hoy sobre las denuncias falsas de malos tratos. El autor es José M. Clar Fernández. No sé quién es, tan sólo que colabora en la sección de Opinión del periódico El Día.
Una de las últimas frases de este artículo reza (literalmente) así: De tal modo que una mujer puede maltratar y acusar falsamente al hombre con casi absoluta impunidad amparada en el sistema judicial”.
Me parece muy grave esta acusación. Creo que hay que distinguir con muchísimo cuidado las palabras que se eligen al publicar este tipo de “opiniones” que más bien parecen “acusaciones”.
Es muy popular la expresión “hecha la Ley, hecha la trampa”. Pero dudar hasta ese punto del sistema judicial, me parece muy peligroso para todos y para todas. Cualquiera puede hacer cosas que no debe, tanto a sabiendas como bajo la mayor de las ignorancias o incluso, errores. Denuncias falsas las hay a diario en todas partes. Una denuncia falsa, con mala fe, si se demuestra, JAMÁS va a estar amparada en el sistema judicial. La ponga quien la ponga.
Cuando un juez o una jueza dictan una serie de medidas de protección para una víctima y de medidas cautelares para su agresor o presuntos agresor, lo hace basándose en lo que considere que le da las suficientes sospechas de que efectivamente, hay que alejar a esas dos personas y proteger a una de ellas. Dudar así de los jueces me parece a mí que sí que tiene mucha mala fé en el fondo, estimado sr. Y mucha rabia machista en ese fondo, también.
Como ya dije en alguno de mis posts anteriores, en este poco tiempo que llevo andando este camino, me he podido encontrar con mujeres de todo tipo tanto del lado de las víctimas como del lado de las “profesionales”. “En todos sitios se cuecen habas”. Pero no por eso vamos a generalizar ni a decir que actúan con total impunidad. Y mucho menos, que lo hacen amparadas por el sistema judicial. Lo harán, actuarán utilizando la Ley con picardía, pero no con impunidad. De hecho, si usted conoce algún caso concreto que lo haga estar tan seguro, ¿a qué espera para denunciarlo? ¿De qué se queja si no denuncia, ahí, acurrucado en su sillón, frente a su ordenador? Y no se lo digo sólo al autor de esa opinión, (que tal vez nunca me lea) sino a cualquiera que me esté leyendo y piense lo mismo que él.
Nosotras, las víctimas reales, se lo agradeceremos eternamente.
Aquí dentro del “sistema” organizado para prestarnos apoyo para poder dar estos pasos con seguridad, estamos cansadas, mejor dicho, estamos hasta la coronilla de ver casos que no revisten peligrosidad, casos que utilizan a sus ex como instrumento para acceder a recursos a los que (por no tener papeles, por ejemplo), no pueden acceder de otra forma. Y mientras, muchas se quedan fuera, sin plaza. O sin plazo. Se les agota el tiempo de permanencia en uno de estos recursos, y tienen que irse, buscarse la vida, aunque no tengan trabajo. Y dejarle el puesto a la siguiente. Y la siguiente puede ser una de esas caza-ayudas. Si alguien conoce alguno de esos casos, y se pregunta qué debe hacer, la respuesta es: busque pruebas y denuncie. Así de simple. Pero jamás, jamás, trivialice ni generalice de esa forma en un medio público.
Si el Sistema Legislativo ha decidido crear una serie de medidas especiales de protección para nuestro colectivo, será por alguna razón más que importante. No se dedicaría tanto dinero, esfuerzo, tiempo y pensamiento a nosotras si no fuese necesario.
Imagínese usted que una hermana suya, una hija, una madre, tiene la desgracia de haberse enamorado de un hombre que la aísla, la anula, la acompleja, la atemoriza y la amenaza para tenerla para él sólo, para poder hacer con ella lo que le venga en gana el resto de su vida. ¿Le parecería sencillo que ella, después de todo eso, se atreviera a denunciarlo? Recuerde que es una persona anulada, acomplejada, atemorizada, amenazada, tal vez usando como amenaza la muerte de ella o de las personas que quiere. ¿Cree que es fácil salir a la calle, poner esa denuncia, y luego volver a casa y verle la cara a él? ¿Dormir con él? ¿Comer con él? ¿Temiendo a cada segundo por su propia vida y la de los suyos? ¿Cree que es suficiente con esperar al juicio, y le parecería bien que ese juicio se celebrase dos o tres años después? ¿O prefiere que ella se mantenga calladita el resto de su vida “y se aguante”? Sería lo más cómodo para todos, desde luego, ¿verdad?
Pues no. Y le voy a decir por qué. Yo tengo dos hijos. Los dos menores de edad, y los dos varones. Y si hay algo que tienen muy claro los dos, mucho más claro que usted, es que estas cosas se deben denunciar y poner en manos de la autoridad. Y lo tienen tan claro, como que de mayores “no van a ser esa clase de hombres”.
Hasta hace poco, no se podía denunciar. Es más, te mandaban a casita y te recomendaban no decirle a él que habías estado en comisaría, “para que no se pusiera peor”. Ahora estamos cambiando eso. Y la próxima generación, por suerte, los machistas serán mucho menos numerosos que en estos momentos. De eso nos estamos encargando ya, aunque les duela tanto a ellos y a sus madres.
¿Que alguna mujer denuncia en falso? Claro que ocurre, igual que algunos acusan en falso también. ¿Pero cuántos maltratadores dicen la verdad? ¿Cuántos reconocen que no trataron a la mujer que supuestamente eligieron para amar y respetar, con amor y respeto? ¿Cuántos declaran en falso en contra de las madres de sus hijos, y siguen tratando de humillarlas y controlarlas… y las matan si ellas se rebelan? ¿Qué porcentaje de maltratadores reconoce en un juicio su mala conducta?.
http://entremilespejos.wordpress.com/2009/09/18/comentario-a-un-articulo-en-el-dia-sobre-las-denuncias-falsas-por-v-g/

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