La conciliación de la vida familiar y laboral debe ser una prioridad en la lucha por la libertad de elección de la mujer y su igualdad de derechos
Castilla la Mancha ha sufrido una importante evolución social de sus propios habitantes. Uno de los colectivos donde ese cambio ha sido más significativo es el ámbito de la dignificación de la mujer, aunque aún existe mucho por hacer.
En esta región contamos en el gobierno con una mujer Presidenta, María Dolores de Cospedal, que acumula en su haber grandes logros profesionales y de dirección en el ámbito político. De igual manera contamos con otras mujeres en el Gobierno, como María Luisa Soriano consejera de agricultura, o Marta García de la Calzada consejera de administraciones públicas.
En Ciudad Real, además de tener a Rosa Romero como alcaldesa de la ciudad por el Partido Popular, contamos con mujeres en política que han luchado con gran esfuerzo por dar valor a la mujer y fomentar la igualdad en el ámbito rural. Carmen Quintanilla y María Dolores Merino constituyen dos ejemplos situados en el ámbito político del centro derecha de compromiso transparente con las mujeres rurales, una es diputada nacional y la otra es concejal de promoción económica del Ayuntamiento de Ciudad Real. Ambas representan las dos asociaciones de mayor importancia en el fomento de la dignificación e igualdad de la mujer en el ámbito rural.
Todas las mujeres nombradas anteriormente compaginan su labor diaria con la importante profesión de ser madres.
En una sociedad rural como la castellano-manchega es muy importante ensalzar la labor de la mujer, que en la mayoría de las ocasiones lleva a cabo la profesión peor pagada del mundo que es ser madre de familia.
La conciliación de la vida familiar y laboral debe ser una prioridad en la lucha por la libertad de elección de la mujer y su igualdad de derechos. En la mayoría de los estados de Europa hoy priman a las mujeres que tienen hijos, la legislación laboral se centra en la conciliación de la maternidad y el trabajo de manera real, y por supuesto apoyan a las mujeres que optan por trabajar en la propia estructura familiar. Muchos hemos podido comprobar a través de programas televisivos como ´españoles por el mundo´ la realidad de las ayudas que, sobre todo, en el centro de Europa se dan a las mujeres por ser madres y las facilidades para hacer compatible familia y trabajo. En este país no existen prácticamente ayudas para la maternidad, no se valora el trabajo de ser madre y por lo tanto no se da importancia al gran esfuerzo que supone para la mujer ser la proa fundamental en ámbitos como el rural. En España por obra y gracia del progresismo de izquierdas, parece que solo son mujeres trabajadoras aquellas que esgrimen una nomina cuando la realidad, sobre todo en el ámbito rural, es que detrás de cada mujer rural existen autenticas heroínas cuyo esfuerzo laboral multidisciplinar hace que toda la estructura social del campo siga funcionando sin compensación económica alguna en muchas ocasiones.
Como dijo Javier Esparza refiriéndose a las ayudas en Europa a la mujer trabajadora y madre ´¿Ayudan los Estados por filantropía? No: ayudan porque, si no, en muy breve plazo vamos a ser una sociedad desierta donde el Sistema, forzado a engordar burocracia, tendrá que gastar fortunas en cuidar a los niños solos, a los ancianos abandonados, a los jóvenes desorientados, a los ´educadores´ a tiempo completo. Y pronto ya no quedarán ciudadanos suficientes a los que seguir expoliando los impuestos necesarios para pagar el dispositivo. Es comprensible, ¿verdad?´
El apoyo a la mujer rural como vértice fundamental en el mantenimiento de la estructura social del campo, es algo que ningún gobierno puede obviar, es muy positivo que el centro derecha no solo no obvie esa realidad sino que ha hecho bandera del colectivo de mujeres rurales.
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