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martes, 11 de octubre de 2011

Un magistrado en su burbuja

La acepción de «zorra» le ha salido cara al juez Del Olmo, aunque sus conocidos revelan su admiración por las mujeres 
09.10.11
El juez Juan del Olmo, en su toma de posesión en la Audiencia Provincial de Murcia en el 2008
Cuando parecía que nada ni nadie le iban a sacar de su retiro murciano, el juez Juan del Olmo ha vuelto a irrumpir con fuerza en la escena pública. Y todo por la acepción de «zorra» en una polémica sentencia sobre violencia de género.
La polvareda que ha levantado este fallo, que anula la condena a un hombre que amenazó a su mujer con meterla en una «caja de pino», ha colocado en la diana mediática a Del Omo, instructor de los atentados del 11-M en la Audiencia Nacional y hoy magistrado de la sección penal tercera de la Audiencia Provincial de Murcia.
Desde que el pasado lunes se conoció la resolución, a Juan del Olmo (Murcia, 1958) le han llovido las críticas. «Misógino, machista o retrógrado» fueron algunos de los calificativos más 'suaves'. Que engordaron cuando se supo que su tribunal, compartido con un magistrado y una magistrada, había revocado al menos 15 sentencias sobre maltrato desde el 2010.
La avalancha de reproches solo recibió la reacción de sus compañeros togados, que criticaron la «manipulación» del fallo -efectivamente el acusado emplea «zorra» para referirse al animal: «Dile a tu madre que va a tener que ir como las zorras, mirando por la calle para adelante y para atrás, porque en cualquier momento la voy a matar», le espeta el padre a su hijo- y defendieron que «en ningún momento» el magistrado habla de esta significado de la palabra como un insulto.
Para sus colegas, detrás de estas críticas hay una «campaña de desprestigio» que persigue a Del Olmo desde la instrucción del sumario 11-M en la Audiencia Nacional, donde trabajó varios años antes de regresar a Murcia en el 2008.
Quienes le conocen dicen que acabó «muy quemado, profesional y físicamente» de su paso por el tribunal central y que recibió presiones para incluir la huella de ETA en la investigación por parte de los promotores de la llamada «teoría de la conspiración», luego invalidada por la sentencia.
«Es un hombre que carga con hombría las críticas y es muy difícil que se derrumbe en público. Es consecuente con su trabajo y destaca por su excesiva meticulosidad», señala María Mariscal de Gante, secretaria judicial del Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional y que trabajó varios años con Juan del Olmo.
«Antimachista»
Cinco años después de concluir aquella macroinvestigación su nombre a vuelto a salir a la palestra. Quizá al juez no le afecte sobremanera, aunque sí a las personas que le aprecian. «Lo más duro es lo de misógino. Juan admira a las mujeres, las respeta. Prefiere trabajar con ellas que con hombres, ya que las considera más concienzudas y menos dispersas», opina María Mariscal de Gante.
En la misma línea, la jefa de prensa de la Audiencia Nacional, Maite Cunchillos, asegura que Del Olmo «es el antimachismo». «Si hay un perfil de hombres con especial mano para lo femenino ese es Juan. No me pega en el perfil de machista».
Lo que sí es cierto es que las personas consultadas coinciden en que el magistrado debería haber hilado más fino con la sentencia, cambiar «astuta» por «zorra», por ejemplo, para evitar malentendidos. «Quizá le faltó picardía para hacer una lectura menos jurídica, pero su estilo es ser meticuloso con los derechos de los acusados», alegan.
En este caso de maltrato, el juez entiende que para que haya condena es necesario que se acredite una situación de dominación del hombre a la mujer. Y Del Olmo, como muchos otros jueces en España, que permanecen a la espera del que el Tribunal Supremo unifique criterio sobre este asunto, no lo estimó.
Pese al terremoto provocado por la resolución, en el 'oasis' de la Audiencia de Murcia apenas se han dejado sentir las secuelas. Defensa cerrada a Del Olmo. Un fino jurista, trabajador incansable, al que valoran y mucho como persona. «De Madrid llegó como Juan del Olmo, pero ahora se le conoce como el magistrado de la sección tercera. Es uno más», opina una conocida del magistrado.
Estudiante de los maristas, mantiene esa cara de primero de la clase y es muy celoso de su intimidad. Se sabe que está casado en segundas nupcias con una fiscal de la audiencia provincial, que no tiene hijos pero sí sobrinos.
Otro de sus virtudes, destacan, es que es un «gran observador», pese a que en esta sentencia haya pecado de «inocentón» por ser tan legalista. «A veces parece estar en su burbuja, pero así es Juan del Olmo, para lo bueno y para lo malo», remata un compañero del tribunal murciano.

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