Instalaciones del centro de menores de sa Coma.
EFE / REDACCIÓN | PALMA/IBIZA La Unidad de Menores de la Policía de Sant Antoni ha decidido ingresar en un centro de menores de sa Coma, en espera de que pueda regresar a su país, a un adolescente inglés de 15 años que estaba en la isla al cuidado de su tía, dado que la mujer no podía ocuparse de él por estar alcoholizada.
En un comunicado, la Policía Local de Sant Antoni informó ayer de que los hechos que dieron lugar a esta decisión comenzaron el pasado miércoles, cuando los agentes intervinieron en un pequeño incidente no concretado en el que estaba involucrado el menor.
El adolescente estaba solo en la calle, por lo que los policías le preguntaron cuál era la persona bajo cuya custodia se encontraba y consiguieron localizarla. Se trataba, relata el comunicado, de una tía suya, de 40 años y también de nacionalidad británica, con la que el joven había venido a la isla a pasar unos días de vacaciones.
Los agentes comprobaron que la mujer estaba alcoholizada y posiblemente bajo el efecto de algún tipo de droga o medicamento, en un estado en el que no podía cuidar del menor, y les acompañaron a ambos hasta su hotel. Allí le advirtieron a la mujer de las consecuencias legales de no cuidar al adolescente como debía.
La noche siguiente, los mismos agentes fueron al hotel por iniciativa propia para verificar el estado del menor y de su tía, y se encontraron con que el chico había consumido también alcohol y que la mujer estaba «totalmente fuera de sí, chillando al menor sin motivo aparente y con claros síntomas de embriaguez». Además, dentro de la habitación, los policías vieron que había botellas de alcohol vacías por el suelo y medicamentos esparcidos por la estancia.
Tras varias gestiones, localizaron en Inglaterra y por vía telefónica a la madre del menor –hermana de la mujer que lo cuidaba– , le explicaron la situación y le requerieron que se desplazara con urgencia a Ibiza para hacerse cargo de su hijo. Según el relato de la Policía, la madre dijo a los agentes que le era imposible viajar a la isla al día siguiente por lo que se optó por que el menor, con el consentimiento de su progenitora, durmiera en otra habitación con unos amigos suyos.
Al día siguiente, los componentes de la Unidad de Menores de la Policía Local, a través de la oficina consular británica en Ibiza, intentaron mediar con la madre y la tía. Ante la falta de colaboración de la segunda y cuidando de la integridad física y mental del menor, así como basándose en las declaraciones de algunos testigos sobre altercados ocurridos en el hotel entre ambos, se decidió sacar al menor de allí al entender que estaba en situación de desamparo.
De esta manera, se le ingresó en el centro de sa Coma, a la espera de que pueda coger un avión para regresar al Reino Unido junto a su madre, para lo que la Oficina Consular Británica está realizando gestiones junto con la progenitora.
En un comunicado, la Policía Local de Sant Antoni informó ayer de que los hechos que dieron lugar a esta decisión comenzaron el pasado miércoles, cuando los agentes intervinieron en un pequeño incidente no concretado en el que estaba involucrado el menor.
El adolescente estaba solo en la calle, por lo que los policías le preguntaron cuál era la persona bajo cuya custodia se encontraba y consiguieron localizarla. Se trataba, relata el comunicado, de una tía suya, de 40 años y también de nacionalidad británica, con la que el joven había venido a la isla a pasar unos días de vacaciones.
Los agentes comprobaron que la mujer estaba alcoholizada y posiblemente bajo el efecto de algún tipo de droga o medicamento, en un estado en el que no podía cuidar del menor, y les acompañaron a ambos hasta su hotel. Allí le advirtieron a la mujer de las consecuencias legales de no cuidar al adolescente como debía.
La noche siguiente, los mismos agentes fueron al hotel por iniciativa propia para verificar el estado del menor y de su tía, y se encontraron con que el chico había consumido también alcohol y que la mujer estaba «totalmente fuera de sí, chillando al menor sin motivo aparente y con claros síntomas de embriaguez». Además, dentro de la habitación, los policías vieron que había botellas de alcohol vacías por el suelo y medicamentos esparcidos por la estancia.
Tras varias gestiones, localizaron en Inglaterra y por vía telefónica a la madre del menor –hermana de la mujer que lo cuidaba– , le explicaron la situación y le requerieron que se desplazara con urgencia a Ibiza para hacerse cargo de su hijo. Según el relato de la Policía, la madre dijo a los agentes que le era imposible viajar a la isla al día siguiente por lo que se optó por que el menor, con el consentimiento de su progenitora, durmiera en otra habitación con unos amigos suyos.
Al día siguiente, los componentes de la Unidad de Menores de la Policía Local, a través de la oficina consular británica en Ibiza, intentaron mediar con la madre y la tía. Ante la falta de colaboración de la segunda y cuidando de la integridad física y mental del menor, así como basándose en las declaraciones de algunos testigos sobre altercados ocurridos en el hotel entre ambos, se decidió sacar al menor de allí al entender que estaba en situación de desamparo.
De esta manera, se le ingresó en el centro de sa Coma, a la espera de que pueda coger un avión para regresar al Reino Unido junto a su madre, para lo que la Oficina Consular Británica está realizando gestiones junto con la progenitora.
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