La imagen pertenece al enlace:
- Menores en peligro
En una batalla legal que ha centrado la atención nacional hacia la necesidad urgente de una reforma migratoria, un juez de Missouri falló la semana pasada en contra de Encarnación Bail Romero, cuyo hijo Carlos, nacido en Estados Unidos, fue adoptado por una pareja estadounidense contra su voluntad. Carlos aún era niño cuando su madre, una joven de Guatemala, fue arrestada durante una batida inmigratoria en mayo de 2007 en la planta de procesamiento de pollos donde ella trabajaba.http://www.tribunact.com/news/2012-07-25/Espa%C3%B1ol/Madre_Pierde_la_Batalla_por_la_Custodia_de_su_Hijo.html
Él ahora tiene casi seis años de edad y ha estado viviendo con sus padres adoptivos, quienes le cambiaron su nombre a Jamison, durante casi toda su vida. A pesar de que el abogado de Bail Romero ha indicado que apelará la decisión del juez David Jones, este caso sirve como un recordatorio que nuestras leyes inmigratorias y protección infantil crean una amenaza diaria a la unidad familiar.
En los últimos cuatro años, he tenido la oportunidad de visitar los centros de detención de inmigrantes en todo el país y pude juntarme con decenas de padres inmigrantes. Casi todos ellos hablaron conmigo acerca de lo que se siente estar separados de sus hijos, y muchos me contaron que tienen temor a no ver a sus hijos nunca más. Los padres que están detenidos por motivos de inmigración rara vez tienen la oportunidad manejar el cuidado de sus hijos. Como resultado, algunos padres no saben dónde están sus hijos.
A otros les preocupa que sus hijos se queden con su pareja abusiva, o que vivan con un pariente o amigo que no tiene los recursos para mantenerles a largo plazo. Para muchos, el no poder gestionar adecuadamente el cuidado de sus hijos resulta en que ellos sean puestos bajo el sistema de bienestar infantil. En cada una de estas situaciones, existe bastante riesgo de que el resultado se parezca mucho al caso de Bail Romero.
Uno de los patrones más notables que he observado durante mis visitas es que los detenidos que no tienen hijos me piden que abogue por mejorar las terribles e inadecuadas condiciones de su confinamiento. Pero en las entrevistas con los detenidos que tienen niños, lo que piden es muy diferente. Ellos piden ayuda para asegurarse de que podrán ver a sus hijos nuevamente. Como lo demuestran las reiteradas peticiones Bail Romero de reunirse con su hijo, el amor de un padre por sus hijos no depende de un estatus migratorio. Todos los padres tienen derecho a la custodia de sus hijos y esto no puede ser quitado sin un debido proceso, y se lo debemos a todos los padres – ya sean o no ciudadano de los EE.UU. – asegurarnos de que el sistema funciona para proteger ese derecho.
Por desgracia, los casos como el de la Sra. Bail Romero ilustran trágicamente las diferencias fundamentales en la inmigración y los sistemas de bienestar infantil que hacen que sea casi imposible para los padres que se encuentra en la detención de inmigrantes participar en los procedimientos que afectan la custodia de sus hijos. Los padres pueden permanecer detenidos durante semanas o meses sin saber qué es lo que sucede con sus hijos.
En algunos casos, pierden la custodia permanente de sus hijos porque no están conscientes o no pueden participar de los procesos de bienestar infantil y asistir a los procedimientos de los tribunales de familia ya que están en prisión o luego de haber sido deportados. En otros casos, los padres son deportados sin ver a sus hijos o poder hacer los arreglos necesarios para su cuidado.
No existen procedimientos estandarizados establecidos para asegurar que todos los padres y cuidadores de niños menores de edad sean tomados en cuenta para salir en libertad o alternativas a la detención, aunque la comunidad de derechos de los inmigrantes ha estado esperando desde hace varios años para un proceso de clasificación que anime a la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a tomar las decisiones de custodia basados en factores humanitarios, tales como ser padre/madre de un hijo menor de edad en los Estados Unidos. Además, actualmente no se garantiza a los padres una llamada telefónica en el momento de la detención para hacer los arreglos del cuidado de sus niños, y los oficiales de ICE carecen de capacitación suficiente para evaluar el impacto potencial de la aprehensión de los padres sobre la seguridad infantil y los derechos de los padres. Estas deficiencias se ponen aun más complicadas con el hecho de que los jueces de inmigración actualmente no están facultados para considerar el impacto de la deportación de los padres sobre sus hijos.
Miles de extranjeros que son padres de niños nacidos en los Estados Unidos están separados de sus hijos y están bajo riesgo de perder la custodia permanente. Durante los seis primeros meses del 2011, más de 46.000 padres de niños ciudadanos fueron retirados de los Estados Unidos.
Cinco millones y medio de niños en este país tienen al menos un padre indocumentado y 4,5 millones de estos niños son ciudadanos estadounidenses. Se esperan que estas cifras aumenten en los próximos años. Ya no podemos darnos el lujo de ignorar la realidad de las familias con estatus mixto. Los costos sociales y económicos de dividir a estas familias son significativos, pero existe una solución: una reforma migratoria inteligente que proporcione un camino para la permanencia de las personas en los Estados Unidos y mayores oportunidades para una inmigración legal - y unidad familiar - en el futuro.
Mientras no tengamos una reforma en ambas leyes de inmigración y prácticas de bienestar infantil que eliminen los obstáculos de patria potestad y unidad familiar, continuaremos atestiguando casos como el de la Sra. Bail Romero que seguirán plagando el sistema judicial y desechando a las familias. Emily Butera es oficial superior de programas en el programa de detención y asilo de la Comisión de Refugiados de la Mujer ( Women’s Refugee Commission.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario