Crecen las personas que acuden a la institución porque "no tienen para dar de comer a sus hijos".Critica que muchas familias pobres no vean los servicios sociales como ayuda sino como amenaza.
28/06/2011 Cuando un padre de familia está en paro, los perversos efectos de la crisis no inciden solo sobre él sino también sobre los más débiles, sus hijos. En el último año, el Defensor del Menor, José Chamizo, ha recibido en su oficina entre 50 y 60 gritos desesperados de padres que "no tienen para dar de comer a sus hijos, algo que antes no existía".
Se estima que la crisis ha dejado al 34% de la población andaluza bajo el umbral de la pobreza (fijado en unos ingresos anuales inferiores a 6.630 euros por persona o 16.758 para hogares integrados por dos adultos y dos niños) y al 19,3% de los menores de 15 años, muchos de ellos hijos de inmigrantes, que son los primeros afectados por la crisis. Chamizo reclamó ayer la apertura en verano de comedores sociales para esos niños.
Chamizo, que presentó su informe anual al Parlamento, recordó a todos los partidos su compromiso con el Pacto por la Infancia, por lo que instó a los ayuntamientos a priorizar la atención a los menores. "O se abren comedores sociales específicos para niños o que se mantengan activados en verano los comedores escolares", dijo. Reconoció que la segunda opción es complicada porque implica mantener abiertos los colegios pero reivindicó habilitar otros espacios o conveniar este servicio con restaurantes.
La pobreza infantil es uno de los temas más ampliamente tratados por el Defensor en su informe, en el que alerta además de que muchas familias con una situación económica complicada no ven en los servicios sociales un aliado sino "la espada de Damocles" de una posible retirada de la custodia sobre sus hijos "culpabilizándoles de las carencias que sufren y añadiendo a su precaria situación el golpe moral y emocional que supone la retirada coactiva del menor del hogar familiar".
El informe recrimina que "se da la paradoja de que estadísticamente el sistema de protección de menores interviene preponderantemente en familias de los estratos sociales más bajos, cual si la situación de pobreza determinara una despreocupación por la crianza de los hijos". El Defensor subraya que el maltrato o la desatención a los niños "se da en todos los sectores de la sociedad" pero el control es "más intenso" sobre las familias más pobres.
El informe recoge casos concretos, como el de una mujer víctima de malos tratos, separada y al cuidado de sus hijos, que percibe el salario social y a la que los servicios sociales "le insinuaron que por su situación económica podrían proponer declarar a sus hijos en desamparo, a lo que ella se negaba".
O el de un hombre que cuidaba solo de su hijo y los vecinos alertaron a los servicios sociales porque vieron al niño solo en el balcón llorando. El padre explicó que tuvo que salir a hacer unas gestiones y no tenía a nadie que se pudiera quedar con el niño. Chamizo pide que las líneas presupuestarias de atención a la infancia sean protegidas de los "temidos recortes".
LAURA BLANCO
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