Rafael Navarro-Valls, secretario general de la Academia de Jurisprudencia
23.06.11
ROCÍO GONZÁLEZ | CARTAGENA
Rafael Navarro-Valls (Cartagena-1940) es de esos cartageneros que añora su tierra.
Recuerda con ilusión que nació en el número 4 de la calle del Cañón y que hasta hace no mucho solía veranear en Cabo de Palos, en una vivienda que su padre adquirió cuando la zona de playa estaba todavía despoblada. «Me encanta esta ciudad porque es abierta al mundo y donde puedes encontrar a gente de todo tipo», asegura. No obstante, su carrera laboral le llevaron a mudarse a Madrid. Dirige la revista de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado y es el Secretario General de la Academia de Jurisprudencia. Su regreso, ayer, a Cartagena fue todo un éxito. Llenó por la tarde el salón de actos del Aula de Cultura de Cajamurcia con espectadores impacientes por escuchar su conferencia sobre 'El retorno de la familia'.
- ¿A qué se refiere con eso del retorno de la familia?
- El 7 de julio se cumplen treinta años de la ley del divorcio. En ese tiempo se han separado un millón y medio de matrimonios. Eso es un fracaso de la sociedad y una anomalía jurídica. La legislación ayuda a que la gente se divorcie más y más rápidamente. Hay que intentar que esto no sea así, en Estados Unidos ya están trabajando en ello.
- ¿Qué están haciendo allí?
- Están experimentando con el llamado matrimonio blindado. Hacen que sea mucho más difícil divorciarse y la pareja cuando se casa se compromete a respetarse. En Estados Unidos están muy preocupados por la inestabilidad matrimonial.
- ¿Y en España no?
- Sí, también. Se empiezan a plantear ya fórmulas jurídicas para perseguir la estabilidad de las parejas. Además, hay síntomas de cansancio en la gente ante fórmulas matrimoniales extrañas.
- ¿Se refiere también a las uniones entre homosexuales?
- Hay un dato que dice mucho. Solo 10 de los 192 países que hay representados en la ONU acepta este tipo de unión. Eso significa que el efecto expansivo que se pensaba que iba a tener ha sido neutralizado. Muchísimos países han blindado el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer y España ha planteado un modelo de unión que choca desde un punto de vista jurídico. No se trata de eliminar una fórmula u otra, sino de reforzar las ayudas al matrimonio tradicional.
- ¿Está a favor o en contra de la unión entre personas del mismo sexo?
- No tengo nada contra las personas con esas características sexuales. Pero no se debería hablar de matrimonio entre homosexuales, ya que el matrimonio es otra cosa.
- ¿Por qué cree que hay tantos divorcios?
- Supongo que cuando se casan dos personas lo hacen por amor, pero se casan en unas condiciones en las que falta formación, medios económicos y ayuda de la sociedad. Así es difícil la fidelidad matrimonial. Las relaciones se han trivializado tanto que hasta ya se percibe que no pasa nada por separarse de alguien. Sobre todo, cuando te puedes divorciar a los tres meses de haberte casado. En España el legislador ha facilitado esa inestabilidad a través de leyes muy permisivas. En mi opinión, es una concepción muy equivocada. Al facilitar las separaciones, se ha extendido esa mentalidad antinatalista que hace muy incierta la concepción de familia.
- ¿Qué soluciones propone para evitar las separaciones?
- Que tengamos una legislación más inteligente. Que haya unas condiciones sociales que permitan a la gente casarse con mayores ayudas. Que se apoye el trabajo de la mujer fuera de casa. Se deben hacer esos y más esfuerzos para que la familia sea más estable y se revalorice el papel de la familia tradicional.
- ¿Qué papel juega la familia en el control de la delincuencia?
- Uno muy grande. En Estados Unidos hay una preocupación muy grande con este tema. Las familias monoparentales en las que falta generalmente el padre, fomentan la pobreza y la delincuencia juvenil. Los chavales están más abandonados y descontrolados. Aquí no puedo hablar de España porque desconozco la situación que hay en este país.
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