amalia f. lérida / sevilla
Día 29/08/2011
Los hombres también lloran y hasta sufren maltrato de sus parejas. En casos extremos, hasta mueren. Son menos que las mujeres, pero haberlos, haylos. El último caso que ha trascendido mediáticamente sucedió hace sólo cuatro días, en la localidad granadina de Guadix, cuando un hombre de 50 años acabó asfixiado a manos de su esposa cubana, de 48, según ella misma confesó a la Guardia Civil.
Pese a que la lacra se da también al revés, la Administración no ha dispuesto, para los hombres y víctimas que carecen de recursos, ningún tipo de asistencias en sus programas sobre la igualdad. De modo que el calvario que sufren es doble porque a la falta de una red asistencial hay que sumar la vergüenza que les da confesar que una mujer les ha superado y que los demás piensen que son unos «calzonazos».
Cuando piden ayuda, desde las mismas entidades públicas les envían a otras de carácter privado sin ánimo de lucro como es el caso de la Fundación Centro de Orientación Familiar Virgen de los Reyes, en donde su directora, Oliva Luque, destaca que en 2009 tuvieron un aumento importante de hombres que acudieron a ellos pidiendo ayuda.
«La mayoría han sido maltratados psicológicamente y algunos físicamente por sus parejas. Vienen a nosotros porque, según cuentan, no hay entidades públicas ni privadas a las que acudir para ser atendidos. Por el hecho de ser hombres, les decían que sólo están para atender a las mujeres maltratadas. Estas mismas entidades públicas los remiten a nosotros y han quedado muy contentos quizás porque, al fin, encontraron a buenos profesionales que, sin cobrar un euro, los escucharon y apoyaron, ayudándoles, por supuesto, con terapia».
Triana y la Macarena son los distritos de los que proceden, principalmente, los casos documentados de hombres maltratados. Según Luque, preguntan cómo denunciar, qué hacer y, esencialmente, cómo arreglar su situación porque, aunque parezca sorprendente, «ellos sí quieren seguir con la pareja y mantener el núcleo familiar; ¿que por qué? Pues por varios motivos: personales, sociales y hasta laborales. Todo cuenta».
Relata que estos hombres llegan derrotados y con vergüenza de tener que contar que son víctimas de maltrato. No obstante, el buen hacer y la profesionalidad de los expertos que, altruistamente, trabajan en este centro de orientación familiar les serena.
Oliva Luque constata que en su centro el número de entrevistas está aumentando desde hace tres años, desde 2008, cuando se reconoció oficialmente la crisis. En este sentido, añade que no sólo se refiere al incremento de hombres maltratados, sino a toda la demanda que le llega al centro.
La mayor parte se registra en primavera y otoño. En 2010 fue la mujer, de nuevo, la que pidió la primera consulta con el 51,9%, seguida por la pareja (el 40,3%) y los hombres (el 7%). El año pasado se produjo un gran descenso de la problemática de comunicación de la pareja, que ha pasado de 64 casos en 2009 a 49 en 2010; y, en cambio, se ha originado un gran aumento de las tensiones entre padres e hijos, que pasó de 21 casos en 2009 a 34 en 2010.
Los progenitores llegan exponiendo que el «hijo se les va de las manos», algo que hace décadas apenas se registraba.
No deja atrás Luque un aumento, pero más moderado, de los problemas psicológicos-psiquiátricos, que han pasado de 57 a 63 casos en esos ejercicios. Estas personas nos llegan mediante recomendaciones de otros usuarios, profesionales y organismos públicos, parroquias, Cáritas y cursos del padre Navarrete, presidente de la Fundación. Con la crisis y las necesidades económicas, los problemas de las familias se acrecientan y, por tanto, la demanda, por lo que Oliva Luque hace un llamamiento a los profesionales —psicólogos, psicoterapéutas, trabajadores sociales, abogados sexólogos, entre otros— por si se ofrecen voluntarios a echar una mano y colaborar en esta labor social y cristiana que la Fundación viene desarrollando desde 1992, año en que se constituyó en Sevilla.
Sin descartar que los factores externos también influyen, Luque concluye que la falta de comunicación suele estar en el origen de los problemas entre parejas, matrimonios y padres e hijos, algo que en los últimos tiempos está cada vez más a la orden del día.
«No, esto es sólo para mujeres»
Que un hombre maltratado busque un servicio social que le atienda es como encontrar una aguja en un pajar. ABC ha podido comprobar que no existe. Una llamada al 016, el teléfono de la mujer maltratada, hace albergar esperanzas, ya que la operadora afirma que «eso lo llevan los ayuntamientos», por lo que dedidimos llamar al 010, el teléfono de información municipal. Allí dicen que hay un móvil, que nos ofrecen, de una asociación, pero que «hay que dejar un mensaje para que devuelvan la llamada». Nuestro gozo en un pozo porque el móvil es de un particular harto de que le llamen que no tiene dada que ver con dicha asociación. Vuelta a llamar al 010 y allí confirman que ése es el teléfono que hay y derivan a las Unidades de trabajo Social de cada distrito. Contactamos con una cualquiera, con la de Triana, y nos confirman que «no hay atención especializada como tal para el hombre agredido».http://www.abcdesevilla.es/20110829/sevilla/sevi-maltrato-hombres-lacra-menos-201108282241.html
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