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jueves, 25 de agosto de 2011

La igualdad como obsesion

23/03/2011
Franciso Gilet
Una norma que se entromete en todo el devenir cotidiano de la ciudadanía, desde el hogar hasta la escuela, desde el juego hasta la publicidad, desde el lenguaje hasta la cultura, desde el deporte hasta la empresa, desde el arte hasta el consejo de administración, desde el ocio hasta el periódico, fijando e imponiendo conceptos y roles de vida auspiciados exclusivamente bajo la perspectiva de géneroMientras una mujer aspirante a bombero/a reclama un trato diferenciado con el hombre-bombero, pues, según dice, no somos iguales”, florecen obsesiones que se convierten en fijaciones y fijaciones que devienen paranoias. Y en el mundo socialista español encontramos ejemplos variosde todo ello. Posiblemente el tema de la igualdad entre sexos y la implantación por inmersión de la ideología de género sean el culmen de todas las obsesiones, fijaciones y paranoias socialistas. La misma creación, en su día, de un Ministerio para la Igualdad ya fue todo un síntoma de que la razonada igualdad iba a alcanzar una dimensión generalizada en todo el ordenamiento jurídico. Ya no se trataba de una filosofía más o menos progresista, sino de un deseo imperioso e irrefrenable de convertir a la sociedad entera en un escenario en el cual los roles del hombre y de la mujer quedasen tan desdibujadas en pro de la igualdad ansiada, que incluso dejasen de existir como tales pasando a convertirse en progenitor A y progenitor B. O sea, establecer un nuevo orden, una nueva ideología según la cual cada uno es lo que desea ser, no lo que físicamente es. La Ley contra la violencia doméstica, se presentó como la punta de lanza que acabaría con la violencia machista, resultando ser un auténtico fiasco, amén de creador de una absurda inseguridad jurídica. Luego vino la asignatura “Educación para ciudadanía”, con el rechazo de miles de padres por la intromisión del Estado en la educación de sus hijos, y ante la cual el T.S. se lavó las manos siguiendo el estilo del T. Constitucional y el Estatuto catalán. Y ahora, nos hallamos, en estas islas, con un proyecto de ley para la igualdad entre mujeres y hombres, entre dones i homes.
De principio cabría poner en tela de juicio el que muchas mujeres se puedan sentir ya no reflejadas en el texto normativo, sino incluso merecedoras del trato que el articulado les proporciona. Es tal el cúmulo de ayudas que precisa la donapara alcanzar la igualdad con el homo que, en algunos momentos, se llega a dudar de su capacidad intelectual o artística, de su erudición, de su formación o de su voluntad y decisión. El socialismo ha inventado la discriminación positiva y la aplica, en este caso, con toda la intensidad que el papel resiste. Y esa resistencia llega hasta el extremo de poder leer el establecimiento de un fomento de la participación equilibrada en todos los órdenes y sectores de la sociedad. A partir de tal aseveración no cabe sino acudir a la matemática, fijando porcentajes del 60% y el 40% para considerar cumplido el objetivo de equilibrio. En otras palabras, la dona podrá hacer valer no su capacidad, no su preparación, no su talento, no su inteligencia ante el homo u otradona¸ sino la cobertura del porcentaje que por cuota le corresponda en virtud de ley. Y llegados a este punto, conjugando esa ideología de género tan apreciada por el socialismo, cabe preguntarse qué se hace con aquellos hombres que se sienten dones o con aquellas dones que se sienten homos y en qué porcentaje les incluimos.
Hay un hecho absolutamente sintomático en relación a lo pretendido mediante el prolijo articulado del proyecto en tramitación parlamentaria. La referencia a dones i homes, como destinatarios de los contenidos legislativos se repite en noventa y seis ocasiones, mientras que cuando se trata de mencionar homes i dones, ya solamente se reitera en siete. Es decir, que a los progenitores de la norma, sean del sexo que sean, el subconsciente les delata al anteponer, abrumadoramente, la dona al homo.Tiempo atrás era un detalle de caballerosidad dejar paso a la mujer, excepción hecha de cuando se trataba de subir una escalera, por descontado. Ahora, es una forma más de pretender hacer visible el papel de la mujer en la sociedad actual. Como también lo es el establecimiento de un Observatori per a la Igualtat, Unitats per a la igualtat, en todas la Consellerias, en todos los Consells y en todos los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes. Organismo que se verá acompañado de la Comissió del Govern per a la Igualtat y el Consell per a la Igualtat de Gènere, juntamente con el Consell de Participació de les Dones y el Institut Balear de la Dona, sin olvidar que cada Consell Escolar deberá contar con la presencia de una persona que impulse las medidas emanadas de la norma. Persona impulsora y responsable que se repite en tots els centres educatius. Sin duda alguna, tanto organismo, tantocargo, tanto comisario o comisaria, tant@ expert@s de género, debe pretender reducir las cifras del paro, pues, en caso contrario, no se explica cómo es posible que el alcanzar la mujer una deseable y proporcionada igualdad con el hombre vaya a ser tan costoso.
Tal como se expresó Lenin, cuando colisionan realidad y voluntad, “peor para la realidad”. Y, aunque no estaba pensando en la ideología de género, sin duda alguna es perfectamente aplicable a ella. La voluntad que impregna tal ideología y a sus defensores,desde el mismo Gramsci, pretende imponerse a la realidad, llamase ésta hombre, mujer, familia, religión, matrimonio, educación, procreación o sexualidad. Los términos deben deconstruirse para ser sustituidos por otros contemplados desde la perspectiva de género que, en puridad, viene a implantarse por encima de la pretendida igualdad entre hombre-masculino y mujer-femenino, dejando de lado la naturaleza. Y es que para una feminista radical como Shulamith Firestone Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza…De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella”. Fue Aldous Huxley(1932) quien en su “Mundo feliz ” predijo que el aspecto característico de la modernidad sería la falsedad. Es en esa falsedad en la cual nada es importante, todovale y todo es negociable. Pues bien, la ideología de género es la expresión de talmodernidad plasmada en la norma jurídica, llámese Educación para la Ciudadanía, llámese Ley de Igualdad, llámese Ley de igualdad y de trato no discriminatorio.
La pedagogía de masas diseñada por el marxista italiano tenía por finalidad el establecimiento de una reforma intelectual y moral, por medio de una escuela de monopolio estatal, del periodismo y de los medios de comunicación de masas. Nos hallamos, pues, a las puertas de la creación del subjetivismo humano¸ es decir, que cada sujeto no es lo que es sino lo que quiere ser. Que es tanto como decir que la verdad ha dejado de ser, para empezar a hacerse según la voluntad personal, obviando su realidad natural. Es una nueva perspectiva del ser humano en la cual no caben distinciones ni deben existir naturales diferencias, estableciendo que ya no existen dos sexos, sino muchas orientaciones sexuales. Con ello hemos introducido una característica fundamental de la ideología de género, el lenguaje; las palabras comunes cambian su contenido subrepticiamente. La palabra matrimonio deviene polivalente, el padre o madre muta en progenitor, el término pareja es indefinido, con lo cual se homogeneíza todo tipo de pareja. Con el concepto género se ha hecho lo mismo. Arrinconada la naturaleza, todos los sujetos pueden construir libremente su sexo, su género es sinónimo de auto construcción de su propia sexualidad, es decir, de su opción sexual. Y como se está viviendo en democracia, todo cuanto se oponga o entre en contradicción con la opción no es sino una opinión favorecedora de las diferencias de clases. Y las diferencias, para el feminismo de género son signo de desigualdad y ésta de opresión. “No debería autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidad a sus hijos….Lasmujeres no deben tener esa opción, porque si existe, demasiadas mujeres decidirán por ella”. “La destrucción de la familia biológica que Freud jamás visualizó, permitirá la emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes de cuantos han existido anteriormente. La igualdad feminista radical significa que ni mujeres ni hombres tengan que dar a luz …” Alison Jagger, norteamericana feminista, dixit. Un ataque furibundo contra la familia por parte del feminismo radical que la considera una carga para la mujer y una fuente de desigualdades, obstaculizadora de sus proyectos personales. Una posición fantasiosa que olvida el art. 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, suficientemente defensor de la familia y del matrimonio, una institución a la cual, expresa, tienen derecho los hombres y mujeres en edad núbil, configurando a la familia como el elemento natural y fundamental de la sociedad. Como también relega que, en el derecho internacional, la única definición vinculante de “ género” está comprendida en el Estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional, el cual establece que el término “género” se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad .
Pues bien, el proyecto de Ley de igualdad, dictaminado en Comisión y dispuesto para su aprobación o rechazo en el Parlamento, es plasmación normativa de todo lo sucintamente relatado. Una norma que se entromete en todo el devenir cotidiano de la ciudadanía, desde el hogar hasta la escuela, desde el juego hasta la publicidad, desde el lenguaje hasta la cultura, desde el deporte hasta la empresa, desde el arte hasta el consejo de administración, desde el ocio hasta el periódico, fijando e imponiendo conceptos y roles de vida auspiciados exclusivamente bajo la perspectiva de género. Una ideología que, carente en absoluto de un soporte científico, se proclama como simple doctrina subjetiva que pretende implantarse vía ley, vía inspección, vía comisarios, vía expertos, vía sanciones, vía indefinición de pretenciosas infracciones. Estamos ante el más profundo ataque, desde el feminismo radical, a una sociedad libre, tolerante, que tiene a orgullo el mantener la separación de bienes como característica especial del régimen matrimonial. Una sociedad que ve con buenos ojos la coeducación,pero que no desea condenar a la educación diferenciada; una sociedad que no precisa de expertos de género, ni de comisarios, ni de observadores, ni de censores, permitiendo, con naturalidad, el ascenso de la mujer a los puestos de decisión o ejecución empresarial, con ejemplos notorios. Una sociedad que congenia con la feminista Simone de Beauvoir cuando afirmaba que “Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es loúnico que puede garantizarle una libertad completa”. Y con la cual discrepa cuando expresaba que “Hay mujeres que son alocadas y hay mujeres con talento: ninguna tiene esa locura del talento que se llama genio”.
La cuestión, así pues, radica en estos momentos en qué grupos parlamentarios apuestan por una sociedad mediatizada, adoctrinada y radicalizada por medio de una norma que no se reclama como necesaria, o por el contrario, optan por la promulgación de una regulación que, simplemente, tienda a facilitar o promover la igualdad entre ambos sexos sin intromisiones ni pedagogías de masas. Quizás la respuesta a tal cuestión se halle en el programa electoral de cada partido, con el cual se presentó a las pasadas elecciones y mediante cuya lectura se compruebe si, efectivamente, contempla la ofertade implantación de la ideología de género en el hogar, en la familia, en la escuela, en lacalle, en el trabajo, en el deporte, en la empresa, en la publicidad, en la prensa, en las emisoras de radio, en la vida ciudadana en su conjunto. Una normativa sectaria que aplica perfectamente en su articulado el concepto feminista acuñado por Kate Millet; “Lo privado también es público”. Si tal ideología no aparece entre sus líneas, el voto está claro, cristalino. En caso contrario, también lo sería el fraude electoral, es decir, un daño colateral más por la indefinición ideológica, apoltronada tras la prudencia interesada y vergonzante.
Cantinflas, Mario Moreno, en un discurso político que nos lanzaba desde la pantalla, decía: “Somos gigantes en el mundo de la ciencia y la tecnología; y pigmeos en cuestiones morales o éticas”. Lo dijo hace muchos años, empero, ante determinadas conductas, no parece que tal afirmación haya devenido anticuada ni arrinconada por el trascurso del tiempo.
http://www.objetores.org/2011/03/la-igualdad-como-obsesion/

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