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martes, 24 de abril de 2012

«Ni la mano ni luz, a los niños no hay que acostumbrarles a dormir con algo que les vamos a quitar»

Martes, 24 de Abril, 2012
Eduard Estivill Médico experto en el sueño. El médico vuelve a las librerías con '¡A dormir!', una «evolución» de 'Duérmete niño'
Estivill recuerda que dormir es una necesidad del cuerpo, «pero dormir bien es un hábito, una rutina que se enseña al niño».
«Lo más importante es la actitud de los padres, porque los niños captan las sensaciones»
«Prohibiría los 'walkie-talkies', no es aconsejable estar tan bien informados»
«Si las cosas se hacen correctamente, en una semana toda la familia dormirá bien seguro». Es el mensaje que envía el médico Eduard Estivill a los padres desesperados que no pegan ojo. El autor de '¡Duérmete niño!', un best-seller en el que exponía un método que él define como «una serie de normas que yo no me he inventado, sino que los científicos hemos ido descubriendo y he descrito con palabras muy fáciles», vuelve a las librerías con '¡A dormir!', una «evolución» en la que recoge los nuevos conocimientos sobre el sueño y responde a las dudas de padres en distintas tesituras.
- ¿Es una lotería que un bebé duerma bien o nacemos predispuestos?
- En absoluto. Lo que sabemos hoy en día es que el cerebro tiene un pequeño grupo de células que conforman nuestro reloj biológico. Cuando nacemos, muchas células del cerebro necesitan tiempo para madurar. Por ejemplo, el grupo de células que controla la motricidad tiene que madurar durante un año y medio para que el niño empiece a andar... Con el sueño descubrimos que sucedía exactamente lo mismo. Como a todos los relojes, a este grupo de células para que funcione bien hay que darle cuerda, que son los estímulos que recibe el niño para que el reloj madure. Se descubrió que el 70% de los niños con pequeños estímulos, que son las rutinas y hábitos que hacen los papás (cogerlo, dejarlo en la cama, contarle un cuento...), con cualquier rutina que el niño entienda que es previa al sueño, ese 70% empieza a dormir bien. Y es cuando los padres dicen «me ha tocado un niño que duerme bien».
- ¿Y qué pasa con el resto, el 30%?
- Son niños totalmente normales, sin ningún problema físico ni psicológico, que no están mimados ni es culpa de los padres; lo que pasa es que la maduración de este grupo de células, del reloj, es un poco más lenta. Y si no se explica a los padres qué pautas tienen que aplicar para que este reloj madure, es cuando el niño presenta los problemas típicos de dificultad para empezar a dormir y múltiples despertares nocturnos. Si se hacen bien las cosas, en el 100% de los casos se puede poner bien ese reloj.
- ¿Hasta qué edad debería dormir un niño en la habitación de sus padres?
- Es una situación muy cultural y ligada a la economía. Recientemente estuve en Malí trabajando para una oenegé y allí en la misma habitación duermen los padres, los cuatro hijos, la abuela, la cabra... porque no tienen dinero. En nuestra cultura tenemos la posibilidad de que el niño duerma en su habitación, sea más autónomo, y pueda aprender que dormir es una cosa muy agradable que se hace solo. No recomendamos un momento concreto. Es cierto que los primeros meses, en los que siempre aconsejamos la lactancia materna, por comodidad de la madre es mejor que lo tengan en su habitación. Pero a partir de que no tenga que darle el pecho por la noche, que normalmente es a partir de los seis meses, el niño ya puede estar en su habitación.
- Hay quien critica que su método consiste en dejar llorar al niño.
- Dormir es una necesidad del cuerpo, pero dormir bien es un hábito, una rutina que enseñamos a un niño. En ningún libro digo que hay que dejarle llorar, eso es totalmente contraproducente. Lo más importante del método es la actitud de los papás, porque los niños siempre captan las sensaciones. El tema de esperar un minuto, un minuto y medio y dos es simplemente una ayuda para que el niño vea que no le abandonamos, que le queremos, que le enseñamos, pero que no cambiamos la forma de enseñarle a dormir. No hay ningún niño traumatizado por enseñarle a comer la sopa con cuchara, porque no le han transmitido la sensación de castigo. Por ejemplo, los padres saben que un niño cuando lo dejan en la guardería va a llorar, y en cambio tampoco se traumatizan por ir a la escuela. La base consiste en tener unos padres tranquilos, bien informados, que cuando enseñen a dormir lo hagan con una sonrisa, con esa seguridad de que están haciendo algo bien por el niño, y cuando lo hacen así en menos de una semana toda la familia duerme perfecto.
- Subraya la importancia de los «elementos externos»...
- Cualquier hábito se hace con unos elementos externos asociados. Por ejemplo, cuando enseñas a comer a tu hijo, coges una sillita, un babero, un plato y una cuchara. Todo el tiempo que dura la comida mantienes estos elementos; no se te ocurre quitar la cuchara y darle la sopa directamente del plato. Para dormir les tenemos que dar elementos externos que se los podamos dejar toda la noche. Si les acostumbramos a que se duerman mientras les mecemos, cuando ese niño se despierte a media noche nos pedirá que le mezamos, porque si no no podrá dormir. Por eso recomendamos chupetes, el osito, el dibujo que ponemos en la pared... cualquier cosa que se mantenga durante todo el tiempo del hábito, del sueño. No podemos enredar más al niño, con 'ahora te damos estos para dormir pero luego te lo vamos a quitar'. Si le doy la mano, lo va a asociar al sueño, y no podemos estar ocho horas sujetando su manita.
- ¿Qué importancia tiene los horarios?
- Muchísima, porque tienen que ver con los ritmos biológicos de la luz y el sol. Ese reloj que tenemos en el cerebro está programado para dormir de noche y estar despierto de día. En los niños el horario en invierno sería entre las 8.30-9 de la noche y, en verano, entre las 9-9.30 horas. Los padres lo saben muy bien: si a un niño se le pone a dormir más tarde de su horario, está más irritable y tiene tanto sueño que no puede conciliarlo. Por eso es básico mantener horarios fijos para las comidas y para el sueño.
- Una amiga acaba de tener un niño. ¿Le regalo unos walkie-talkies para que controlen lo que pasa en la habitación del bebé?
- Son odiosos, habría que prohibirlos. Nuestros abuelos no tenían esto. Al primer peldaño del sueño de un recién nacido lo llamamos sueño activo, porque el niño no está quieto: hace ruiditos, incluso algún lloriqueo... pero es sueño. Si sus padres están cenando con sus amigos con esos interfonos al lado y oyen ese lloriqueo, lo malinterpretan y creen que está despierto. Este periodo de sueño dura unos 20 minutos y no hay que hacer nada, sino dejar al niño tranquilo. No es aconsejable estar tan bien informados. No hacen falta los interfornos y que los padres no sufran, porque cuando a un niño de verdad le pasa algo se van a enterar seguro. Un niño es un ser inteligente que de se defiende de forma natural. En una situación peligrosa un interfono no les va a salvar de nada, sino que les va a agobiar más.
- ¿Y si le regalo una lamparita infantil para dejarle una luz tenue mientras duerma?
- Totalmente desaconsejable. Si a un niño le acostumbras a que duerma con la luz, el día que se lo quites no podrá dormir, con lo cual está totalmente contraindicado. Otra cosa es que le dejes tres dedos la puerta abierta y que entre algo de luz porque es la hora de cenar, pero no podemos dar nada al niño para que duerma que luego se lo tengamos que quitar.
- ¿Qué aconsejaría a los padres separados con niños pequeños?
- Que es muy importante que al menos en este punto se pongan de acuerdo. Imagínate que uno le dice que la sopa se come con cuchara y, el otro, con pajita. Eso es un descontrol para el niño, porque no sabe cuál es la forma correcta. Hay que ponerse de acuerdo, que las normas sean las mismas esté en casa de uno u otro. Pero siendo honestos no es tan fácil, porque muchos padres, de forma malintencionada, o no, utilizan a los niños como contrapartida. Aunque uno siga bien las pautas, si el otro le invita a su habitación para evitar una bronca...
http://www.diariovasco.com/v/20120423/al-dia-sociedad/mano-ninos-acostumbrarles-dormir-20120423.html

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