Pregunto: ¿cabe en cabeza humana que alguien - hombre o mujer- que ha insultado, vilipendiado, golpeado, herido de palabras y de obra a su pareja, a su esposo/a, que es "carne de su carne", se corrija de su delito de lesa humanidad porque alguien completamente ajeno a ella/él le diga "¡no grites, no pegues!"?... Como caber, cabe poco tal hipótesis en cabeza humana bien asentada.
Pues eso es lo que, según todos los indicios, se proponía el Ministerio del Interior - concretamente, Instituciones Penitenciarias-: que víctimas y verdugos del maltrato se reunieran en 'amigables' sesiones que formaría parte de las "terapias de rehabilitación". ¡Ah, sí!: los maltratadores - o maltratadoras-, los verdugos admitidos a estos 'parties', a esos coloquios en los que los/las maltratados/as les expondrían las vejaciones, ultrajes, ataques a los que fueron sometidos serían 'sólo' los que no estuvieran en prisión.Menos mal que grupos y asociaciones de todo tipo y condición se personaron en Instituciones Penitenciarias para frenar semejante despropósito, tal aquelarre... Y lo han frenado.
Porque, ¿imaginan esas sesiones, con las víctimas tratando de convencer a maltratadores/as recalcitrantes, encallecidos, de lo perversos que son narrándoles sus propias torturas?... Lo que se conseguiría, ¿no sería, precisamente, que los verdugos se excitasen y se regodeasen recordando sus 'hazañas' mientras las víctimas revivían su calvario?...
Es que me escalofrío sólo con imaginar una de esas sesiones... Y me asusta comprobar que existe una cabeza -aunque sea una única cabeza- pensante (?) y con mando y con poder en España que haya tenido por un momento esa idea.
La opinión de psiquiatras, sicólogos y demás expertos en este nauseabundo asunto de los malos tratos es que el/la maltratador/a es dificilmente recuperable... Porque su conducta está marcada por traumas infantiles, porque se ha criado en un ambiente en el que esa abominable práctica era 'normal', porque su sesera está desencuadernada, porque tiene tanta cultura y formación como un rinoceronte, porque es incapaz de distinguir entre el bien y el mal... Tantas causas y tan graves que, desde luego, para el maltratador o la maltratadora esa "terapia de grupo" que se le pasó por la cabeza a alguien, con víctimas y verdugos juntos y revueltos, tendría tanto efecto curativo como un caramelito de menta.
Estamos muy necesitados de educación, formación, legislación que acabe de una vez por todas con la lacra del maltrato. Lo que no necesitamos -en absoluto- son ocurrencias...
http://blogs.expansion.com/blogs/web/cambra.html?opcion=1&codPost=55368
No hay comentarios:
Publicar un comentario