O peor aún, si es que esto es posible: hay casos donde los chicos son empujados hacia lo que se denomina “síndrome de alienación parental”, descrito como una alteración que ocurre en algunas rupturas conyugales de alta conflictividad. En ella, los hijos expresan críticas y rechazo a uno de sus progenitores, descalificación injustificada o exagerada, inexistente antes de la separación.
La Asociación de Padres Alejados de sus Hijos (APADESHl) lleva 22 años trabajando para garantizar el derecho al contacto con los niños que tienen los padres no convivientes, bajo esta consigna: "El Régimen de visitas es un Derecho de los Hijos, un Derecho y Obligación del Progenitor no conviviente y una Obligación de cumplimiento por parte del Progenitor conviviente".
Uno de los logros más destacados de la asociación, es haber presentado el proyecto que culminó en la ley penal 24.270, que regula aquellos casos donde hay impedimento del contacto, y prevé sanciones para el padre o tercero que lo obstaculice.
Resulta curioso repasar la sesión del senado que la consagró (25-11-93). Allí leemos las participaciones de legisladores que hoy ya forman parte de nuestra historia, incluso alguno de los principales protagonistas del debate en el recinto luego fue presidente de la república -Fernando de la Rúa-. Sin embargo, la situación de los menores privados de uno sus padres no ha cambiado significativamente.
“En cuanto a los aspectos generales, podemos decir que ahora estamos viviendo una sociedad litigante. Por otro lado, es mayor el número de separaciones y, por lo tanto, más grande el número de hijos menores de edad”, dice José María Bouza, presidente de APADESHI.
Pero este aumento de las circunstancias conflictivas no se compadece con la capacidad del poder judicial para resolverlas. “Los juzgados están desbordados, falta capacidad para atender todos los requerimientos. Además, no tienen tendencia de preservación del contacto entre los hijos y los padres impedidos. La justicia es exageradamente lenta. En el caso de familias, a la parsimonia habitual se le agrega una mirada psicológica, que ralentiza todos los procesos. Si se solicitan pericias, se alarga todo, todavía más.
Ante la violación de régimen de visitas establecido, no hay forma de que los juzgados actúen rápido y de forma contundente. Siempre se trata, por lo menos, de una disputa que lleva meses”, asevera.
- ¿Se encuentran soluciones?
En las causas de familia, el conflicto permanece. Tal vez se soluciona momentáneamente, pero como se trata de los mismos actores, queda latente, y habitualmente vuelve a expresarse. Tenemos varios casos de padres que vuelven a nosotros, a veces años después.
Mientras no haya contundencia, hasta tanto la justicia no efectivice rápidamente el cambio de guarda (que sería la medida más extrema), el que tenga voluntad de infringir lo dispuesto, podrá sentir que tiene impunidad para hacerlo.
- ¿Cuál es el rol de APADESHI?
Consiste en la aclaración de la problemática, y la capacitación. Presentamos proyectos, planteamos nuestras inquietudes.
Nos consultan no sólo particulares damnificados, también lo hacen abogados. Nuestro propósito es hacer cumplir el régimen de visitas.
- ¿Cuál es la distribución por género?
De 100 casos, en 25 oportunidades las que ven impedido el contacto con los hijos son las mamás. 75, son papás.
- ¿Cómo es el panorama actual?
Han aumentado mucho, también, los casos de impedimentos en familias extendidas: abuelos, tíos. Cuando se sancionó la 24.270, pese a nuestro intento, no quisieron incluir a los abuelos. Por eso, si se incumple con ellos, queda la instancia de recurrir a los juzgados de familia.
Al panorama lo vemos complicado, difícil. Sostenemos que la norma está, pasa por hacerla cumplir.
-¿Qué debe hacer una papá o una mamá que ve obstruido el contacto con sus hijos?
Debe acudir al juzgado de familia, con el convenio de visitas homologado, y pedir sanciones astreintes (económicas) y apercibimientos.
Como no toman sanciones efectivas. Es importante que la persona que vea impedido su derecho, reitere ante el juzgado las denuncias cada vez que se produzcan las violaciones al acuerdo, para registrar los antecedentes que luego le permitirán solicitar, eventualmente, el cambio de guarda.
En el área penal, hay que intimar con carta documento, apersonarse con dos testigos mayores de edad, no familiares, e intentar hacer la visita. Si no se consigue, denunciar la violación de la ley 24.270.
Pero, sobre todo, debe armarse de paciencia. Los litigios van y vienen, hay mucha inestabilidad emocional. Son una especie de enfermedad permanente. Hay que estar preparado para luchar contra ella.
Casos:
1:Mariana comenzó su litigio cuando, su hijo tenía dos años. Hoy su situación, 14 años después, sigue pendiente en el fuero civil, pese a que el penal hizo pesar sobre su ex marido -por lesiones- una restricción que viola sistemáticamente, sin consecuencias.
“Cuando mi hijo era un niño lo obligaban a ir con el papá, pese a que en cámara gesell quedó demostrado que lo golpeaba.
La jueza a cargo del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil 83, Patricia Zabotinsky, tiene, o tenía - ya perdí la cuenta- 9 pedidos de juicio político, sin embargo, sigue en su cargo.
Mi ex marido ha declarado allí que iba a pegarme un tiro. Eso originó que me dieran una custodia. Sin embargo, no elevaron la causa a penal”.
Su chico ya tiene 15, y pese a que ella tiene la guarda, prefirió quedarse con el padre. “Es obvio, a esta edad decide quedarse en un lugar donde no le ponen un puto límite. Mientras en casa tiene que marcar el paso”, comparte Mariana.
Uno de los pedidos de juicio político que menciona fue promovido por la ex diputada de Jujuy Cristina Guzmán, junto al diputado Pichetto.
La causa que lo ha motivado es la inacción del juzgado ante los reiterados pedidos de la familia de un padre imposibilitado de ver a su hija por los continuos cambios de domicilio y escuela a los que la madre la sometía, pese a que la guarda de la menor estaba a cargo de una tía.
La madre había recuperado su libertad luego de atentar contra la vida del padre. Su desequilibrio mental constaba en diversas certificaciones médicas.
Las cosas siguieron en esos términos, hasta que la madre se tiró con la niña por el balcón de un séptimo piso del barrio de Belgrano. Ella murió, y la hija quedó con una discapacidad permanente.
2:Fernando pasa un fin de semana cada quince días con sus hijos de 11 y 3 años. Ellos ahora viven en Junín, donde la madre los trasladó sin mediar ningún aviso o acuerdo.
Pese a que el régimen está acordado, son pocas las veces que pueden reunirse los tres. En ocasiones no encuentra en el jardín de infantes al menor –lugar establecido para retirarlo-, y cuando va a buscarlo a la casa de su madre, si es que alguien contesta el timbre, lo niega con múltiples excusas pueden ir desde unas pocas líneas de fiebre hasta un lacónico “no tiene ganas de ir con vos”, con portazo.
La nena de once, que sí viaja con él, se encuentra embarcada en un ataque permanente e incansable hacia la nueva pareja de su padre, con líneas de diálogo e información ajenas a la realidad de una nena de esa edad.
En la semana, durante la madrugada, llamados anónimos frecuentemente interrumpen el sueño de Fernando y su compañera.
Tiene que afanarse mucho para obtener por su cuenta datos escolares o médicos de sus hijos; negados sistemáticamente por su madre
Son múltiples las denuncias de estos incumplimientos ante instancias judiciales y policiales, sin resultado.
http://www.infanciahoy.com/despachos.asp?cod_des=6348&ID_Seccion=192
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