17/09/2010
Una vez zanjado el divorcio y establecida la custodia de los niños, comienza una nueva vida para ellos; y para sus padres. El padre divorciado no puede olvidarse de que ser un gran padre casado es muy diferente a afrontar la paternidad solo. Al principio, una serie de trucos, puede hacer que el salto resulte más fácil.
Un padre acompaña a sus hijas al colegio.
“Es importante crear un entorno seguro, sólido y afectuoso para tus hijos", dice la primera regla de “Cómo ser un gran padre divorciado”. EFE-Kai Försterling
No resulta sencillo asumir un divorcio ni reinventar la vida tras él. El problema se complica cuando la pareja ha tenido hijos e irse de casa no significa sólo dejar una persona, sino a una familia, que seguirá estando pero que es necesario reinventar.
El análisis "Cómo ser un gran padre divorciado", escrito por Simon Baker, facilita una serie de pasos que pueden hacer que la creación de esta nueva "situación familiar" resulte más sencilla.
Para Baker, divorciado y padre de dos gemelos, el pilar fundamental del padre divorciado ha de ser "enfocar" este nuevo "capítulo" de su historia personal como reto hacia una vida nueva en la que "estrechará vínculos con sus hijos" y, si todo va bien, se relacionará de forma "civilizada" con su ex esposa.
El equipo paterno
Es importante no caer en la idea de que el mejor padre será el que tenga más contentos a sus hijos a base de regalos que compren el tiempo que no pasan juntos. Como cuando la pareja estaba casada, la seguridad de los niños y su comodidad debe ser el objetivo de un padre que debe, para Baker, pararse a penar y "dejar de comprar".
"Es importante crear un entorno seguro, sólido y afectuoso para tus hijos, es decir, aceptar la responsabilidad del cuidado de tus hijos cuando están contigo", dice la primera regla de "Cómo ser un gran padre divorciado".
De esta forma, el entorno es, junto con las "necesidades" y los "deseos" de los niños, los primeros puntos a tener en cuenta.
Pero el proceso cambiará según el estado en el que se encuentre el proceso de divorcio. Así, se establecen tres etapas de comportamiento que deben seguirse de forma diferente.
En primer lugar se sitúa el momento en que la pareja decide divorciarse, en este punto es importante contar a los hijos lo que está pasando de forma positiva, asegurándose de que comprende que "no es culpa suya".
En esta etapa se aconseja también no discutir con la madre delante de los niños, plantearse cómo va a ser la vida después del divorcio, asimilar que el comportamiento de los niños puede cambiar -y que es probable que hagan preguntas incómodas- y reflexionar sobre lo que es más importante para el padre, asegurándose de que después del divorcio podrá pasar el mayor tiempo posible con sus hijos.
En un segunda etapa la pareja ya estará en pleno divorcio, con lo cual será necesario responder a las preguntas de los niños sobre lo que está pasando, mantener el diálogo con la ex pareja y asegurar a los niños que el divorcio no significa que el padre deje de quererlos ni que los vaya a abandonar.
A partir de la superación de esta etapa es necesario empezar de nuevo, ya libres. En este momento se ponen en acción los planes hechos previamente y se deben priorizar las necesidades de los niños sobre los deseos.
Baker aconseja también buscar a alguien "neutral" con quien hablar durante los primeros meses y estar preparado para las reacciones "inesperadas" que se dan, tanto en los progenitores como en los niños, después de la separación, para poder encararlas de forma positiva.
"Los niños y su padre forman un nuevo equipo: El Equipo Paterno, que no tiene por qué competir con el Equipo Materno", destaca Baker.
Además, en esta primera época "solos" es importante ser flexible pero asegurar, al mismo tiempo una rutina cuando los niños están en la casa del padre.
"Marcar los horarios para las comidas, la hora de acostarse y las tareas del hogar proporciona seguridad necesaria para los niños; y no olvides de cuidar de ti mismo cuando ellos no están", aconseja Baker.
En "Cómo ser un gran padre divorciado" Baker facilita incluso una lista de la ropa necesaria según el tiempo que los niños pasen en casa del padre, creada a partir de su propia experiencia.
El lenguaje positivo
Otro de los aspectos que hay que tener en cuenta a partir de un divorcio es el uso de las palabras y la forma de hablar, con los hijos y la ex pareja, de forma que las palabras ayuden también a mejorar la comunicación; y no la cierren.
Simon Baker recapitula, en este sentido, una serie de expresiones "positivas" que son mejores alternativas para el diálogo que las expresiones usadas en el divorcio.
De esta forma, hablar de "la madre de los niños" o de "mamá" es lo adecuado en lugar de usar términos más hirientes o fríos como "ex mujer, ex pareja, la que será mi ex, esa asquerosa o la gorda", asegura Baker.
De igual manera el "matrimonio fracasado" o el "maldito divorcio" pasarán a ser el neutro "fin del matrimonio"; y el "estoy divorciado pero tengo hijos" será, en un mundo optimista, "tengo una familia, pero mis hijos viven con su madre una parte del tiempo y conmigo la otra parte".
Además del lenguaje, la aparición de una tercera persona es algo a cuidar.
Padres e hijos se manifiestan en Madrid a favor de la custodia compartida de los niños después de los divorcios. EFE-Juan Carlos Hidalgo
Si ésta ha aparecido antes del divorcio, Baker recomienda aceptarlo ante los hijos y explicarles que se ha enamorado de otra persona y que por eso es necesario terminar el matrimonio, que lo siente por ellos pero que es algo normal.
Si la aparición es posterior será necesario hablar primero, con la ex pareja, para saber la forma en la que va a reaccionar y evitar que se entere con un "papá tiene novia".
Como consejo y antes de la presentación Baker aconseja que la valorar las posibilidades de esa nueva pareja, para no presentar varias novias distintas a los niños en poco tiempo, porque les costará entender el concepto si son pequeños, y si son mayores se pondrán más a la defensiva.
http://estilodevida.latam.msn.com/articulo_efe.aspx?cp-documentid=25557444&wa=wsignin1.0
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